Cuatro aspectos que deben valorarse

Cuando se compra un ratón, hay cuatro preguntas fundamentales que hay que hacerse. Siempre que la respuesta sea positiva, el precio del ratón se verá incrementado.

¿Inalámbrico?

Un ratón sin cables es infinitamente más cómodo de manejar, permite más libertad de movimientos e incluso operar estando bastante alejado de la máquina, algo muy útil por ejemplo a la hora de hacer presentaciones. En una mesa llena de papeles, tener un cable encima que no para de moverse puede ser tremendamente molesto. ¿Pero es realmente necesario que no tenga cables? Tal vez su escritorio esté perfectamente preparado para alojar un ratón con cable sin problema alguno.

• Si opta por que sea inalámbrico, puede ser por ‘infrarrojos o radiofrecuencia’. La tecnología más moderna, la que permite mayor libertad de acción y da menos problemas es Bluetooth.

• En cualquiera de los casos, siempre es aconsejable que el ratón venga equipado con una cuna, en la que colocarlo para que se cargue de energía mientras no lo usamos y así no encontrarnos con fallos repentinos de la pila.

¿Óptico?

Los ratones de bola son aquellos que albergan en su interior una pequeña esfera, que es la que permite dirigir hacia un lado u otro el puntero. Los buenos ratones de bola, de marcas fiables, son muy precisos. Su gran inconveniente es que esa bola acaba haciendo rodar hacia el interior polvo, pelusa y todo tipo de porquería. Cuando esto sucede, la precisión baja notablemente y toca desmontar el ratón y limpiarlo a conciencia. A la larga, esto resta vida al periférico. Los ratones ópticos no tienen este inconveniente, y además tienen la ventaja de poder ser empleados sin problemas y sin necesidad de alfombrilla sobre casi cualquier tipo de superficie. Lo último entre los ratones ópticos es desde hace unos cuatro meses la tecnología láser.

¿Multifuncional?

Un ratón debe, como mínimo, tener dos botones: con el que se hace el clic convencional, y el que permite abrir los menús contextuales. El siguiente paso son aquellos que incluyen también un botón de scroll: la ruedecita que permite bajar y subir largas páginas web y extensos documentos facilitando la lectura. Muchas veces esa rueda se puede pulsar, convirtiéndose en un tercer botón programable. Algo realmente aconsejable, sobre todo para aquellos que naveguen mucho por Internet y acostumbren a leer en el ordenador.

Pero un ratón puede tener muchas más funciones. En estos momentos se están comercializando ratones que son auténticas montañas de teclas, muchas de ellas programables, con los que es posible cambiar de documento, copiar y pegar, abrir el correo o Internet, pasar de página... Decenas de funciones que ayudan a no tocar en teclado a menos que haya que escribir un texto, algo que puede gustar o no al usuario: hay quien prefiere los ‘atajos de teclado’ al ratón siempre que sea posible.

¿Ergonómico?

Que un ratón tenga una forma estudiada para evitar lesiones, principalmente los temidos codo de ratón y síndrome del túnel carpiano, no es ninguna tontería. De hecho, es especialmente importante si se pasa muchas horas manejándolo. Si es necesario, pida en la tienda que le permitan cogerlo para hacerse una idea de su comodidad. En cualquier caso, existen en el mercado alfombrillas pensadas especialmente para que la muñeca repose y evitar posibles daños.

Un teclado a juego

Cada vez más se están comercializando ratones que van acompañados de un teclado, con el que comparten funciones e incluso alimentación. Plantéese también la posibilidad de adquirir uno de estos conjuntos si también necesita un nuevo teclado, sobre todo si desea que sean inalámbricos (la mayoría de los combos de ratón y teclado lo son). Aunque en este caso sí que se elevará bastante el precio.

Una última reflexión: Un buen ratón, al igual que un buen monitor, puede sobrevivir a varias computadoras personales. Dada su larga vida y su importante función, es una buena idea en ambos casos adquirir buenos productos de marcas fiables y con todos los adelantos necesarios, aunque suponga hacer un desembolso algo más elevado. En el caso del ratón, el desembolso nunca alcanzará cifras prohibitivas.