Las garantías que ofrecen estos productos de segunda mano es una de las mayores preocupaciones de los consumidores. Muchos piensan que nadie se va a hacer cargo del producto si se deteriora en pocos meses, y otros aseguran que por eso es tan barato.

Sin embargo, la Ley 23/2003, de 10 de julio, de Garantías en la Venta de Bienes de Consumo, en relación con la garantía mínima que ha de tener un producto de segunda mano, establece que el plazo se puede pactar entre vendedor y consumidor con un mínimo de un año, a diferencia de la garantía mínima que tienen los bienes nuevos, dos años en todos los casos. Hecha esta salvedad, el resto de garantías a la hora de reclamar por un bien defectuoso son las mismas que para los bienes nuevos.

Las instituciones de Consumo llevan a cabo el mismo control en los comercios de venta de bienes de segunda mano que en cualquier comercio y por tanto, deben tener hojas de reclamaciones.

En cualquier caso, tenga en cuenta la siguiente recomendación: Si la diferencia de precio entre un producto de segunda mano y uno nuevo no es importante conviene no arriesgarse, porque siempre aportará mayores garantías el producto nuevo.