A partir del siglo XI aparece la realidad de un Reino de Murcia musulmán en igualdad de condiciones como otros reinos más conocidos como los de Sevilla, Granada o Zaragoza. Este reino, que se proyectaba desde la Cuenca del Segura hacia la Huerta Valenciana, La Mancha, el Alto Guadalquivir, y Almería, resurgió siempre que los grandes poderes islámicos unificadores perdieron su vigor (primero el Califato en el siglo X, luego los imperios norteafricanos en los siglos XI-XIII). En general en este capitulo las fronteras y cambios son presentadas de forma esquemática, y son claramente susceptibles de desarrollos posteriores.

REINOS DE TAIFAS
Para información más detallada ver VIGUERA MOLINS, M.J.: Historia Política, en JOVER ZAMORA dir. Historia de España Menéndez Pidal VIII-I, Los reinos de Taifas. páginas 31-129. Calpe. Madrid. 1994. Ver también GARCÍA ANTÓN, J: Los árabes en Murcia en Historia de la Región Murciana III, páginas 110-131. Mediterráneo. Murcia. 1980 y MOLINA LÓPEZ, E: Aproximación al estudio de la Cartagena islámica en MAS, J. dir. Historia de Cartagena V. páginas 246-248 Mediterráneo. Murcia. 1989.. En Murcia este periodo está dominado por las figuras de los jefes militaros eslavos Jayrán, Zuhayr y Muyahid, sobre todo en la del segundo, que llegó a ocupar Jaén. Su derrota y muerte ante el rey de Granada en 1038 provocó una división del reino en taifas menores dentro del reino de Murcia, debido a la lucha entre las grandes familias latifundistas locales (los banu Tahir, los banu Jattab, los banu Sumadih) y la intervención de los reinos de Granada, Denia y Valencia, lo que facilitó en último termino la anexión a los reinos de Sevilla y Zaragoza. Las fronteras entre los diversos partidos y territorios murcianos en este momento son más complejas de lo que presento (incluyendo las intervenciones castellanas de García Jiménez y Rodrigo Díaz y de otros grupos cristianos), y quizás sea un posible camino de ampliación del trabajo.

LOS ALMOHADES Y EL REY LOBO
Poco puedo añadir a este personaje, ibn Mardanis, el Rey Lobo, uno de los más interesantes de la historia de España. Podríamos verlo en su lucha contra los almohades casi como una contrafigura musulmana de El Cid. Pocas dudas caben sobre que el origen de su poder territorial y económico fue el Reino de Murcia, extendiendo su poder hasta Valencia, Cuenca, Jaén y Almería. Más información en VIGUERA MOLINS, M.J.: Historia Política, en JOVER ZAMORA dir. Historia de España Menéndez Pidal VIII-II, Almorávides y Almohades. páginas 41-121. Calpe. Madrid. 1997. Ver también GARCÍA ANTÓN, J: Los árabes en Murcia en Historia de la Región Murciana III, páginas 110-131. Mediterráneo. Murcia. 1980. y MOLINA LÓPEZ, E: Aproximación al estudio de la Cartagena islámica en MAS, J. dir. Historia de Cartagena V. páginas 246-248 Mediterráneo. Murcia. 1989. Como en el caso anterior, las fronteras y cambios territoriales son más complejas de cómo se presentan, y son también susceptibles de ampliaciones y un desarrollo más detallado.
El tratado de Tudilén, de este momento, sólo puede entenderse como un reparto de los derechos de ocupación de la costa, en un momento en el que la conquista de Almería por los castellanos podría plantear un conflicto en la expansión aragonesa (demostrada por acciones anteriores como la expedición de Alfonso I en 1125, o anteriormente el interés aragonés por la costa murciana a lo largo del siglo XI.

La expansión del califato almohade fue rápida, una vez derrotado ibn Mardanis en 1171. Su hundimiento tras la batalla de la Navas de Tolosa en 1212, bien conocido y que se puede seguir en las obras citadas en el capítulo anterior, permitió la aparición de un personaje como ibn Hud al-Mutawakkil y un protagonismo histórico principal del Reino de Murcia en la evolución de Al-Ándalus. Los pasos se pueden seguir en MOLINA LÓPEZ, E: Murcia en el marco histórico del segundo tercio del siglo XIII (1212-1258) en Historia de la Región Murciana III, páginas 187-263. Mediterráneo. Murcia. 1980. Durante unos años Murcia fue la capital de Al Andalus, hasta que la rivalidad con los nazaríes granadinos y la expansión del poderío cristiano colapsó la resistencia de andalusí hacia 1236. Como en los casos anteriores, las fronteras son esquemáticas y la realidad más compleja y susceptible de ser ampliada y detallada.