En el año 1907 las Fiestas Patronales de Librilla, en honor a San Bartolomé, tuvieron una duración de cuatro días, desde el jueves 22 hasta el domingo, 25 de agosto. La organización de los eventos corrió a cargo de una Comisión de Festejos que había sido designada previamente y que preparó un extenso programa en el que se combinaban actos religiosos y actos lúdicos. 

Paralelamente, y con carácter particular, la sociedad humorística ''La Tertulia'', que en esta época tenía un lugar destacado dentro de la vida social y cultural de Librilla, se encargó de preparar veladas en sus salones a las que invitó a jóvenes de la localidad y pueblos cercanos, encargándose además de preparar la organización de eventos que no formaban parte del programa oficial de las Fiestas Patronales, como una carrera de sacos o un concurso de bengalas, entretenimientos que contaban con un gran número de seguidores tanto en la localidad como en las poblaciones cercanas.

El reparto de las pitanzas

Entre los eventos más destacados del programa oficial de las fiestas hay que mencionar el reparto de las pitanzas, festejo que forma parte de la historia de Librilla desde tiempos inmemoriales y que continúa celebrándose en nuestros días, si bien el paso del tiempo ha cambiado su significado.

En 1907 la Comisión de Festejos se encargaba durante la mañana del día 23 de agosto de la recogida de la harina por todo el vecindario para la elaboración del pan que durante la tarde era ofrecido en limosna a los pobres de la localidad. Se trataba de un acto de solidaridad muy necesario en aquellos tiempos. Actualmente, la pitanza es un panecillo redondo de unos 200 gramos de peso, que cada 22 de agosto se lanza desde el balcón del Ayuntamiento ante un gran número de público que se congrega para presenciar este acto tradicional.

Seguimiento multitudinario

También tuvo un papel muy importante la Banda de Música de la localidad, dirigida por el profesor Baltasar Espada, autor de la música del himno a San Bartolomé, y que estuvo amenizando casi la totalidad de los actos que se celebraron durante los días de las fiestas. Entre los eventos más curiosos destaca la suelta de tres globos aerostáticos que contenían un premio en metálico que pasaba a ser de la propiedad de la persona que lograra alcanzarlo. Asimismo, hay que resaltar que la tradición de las pitanzas no es la única que se ha conservado durante el último siglo ya que uno de los actos más típicos de las actuales Fiestas de Librilla, la cucaña, ya se celebraba a principios del siglo XX.

Las Fiestas Patronales de 1907 contaron con seguimiento multitudinario por parte de la población de Librilla. También se dejó notar la presencia de personas procedentes de poblaciones cercanas como Alhama de Murcia y Totana. Los eventos más concurridos fueron la carrera de cintas de caballos y el acto religioso que se celebró en la Iglesia Parroquial de San Bartolomé y en el que el orador Felipe García Valcárcel contó a los presentes la biografía y las virtudes del Patrón de la Villa.