Esta exposición de Jesús Cerro representa un viaje en el tiempo, un peregrinaje en busca de la memoria de aquellas estaciones, de aquellos ambientes ferroviarios ya desaparecidos.

El ramal militar de Los Alcázares-Santiago de la Ribera es una de las líneas de vía ancha más desconocida de España. Su historia se inició en plena Guerra Civil, ya que su principal objetivo era asegurar el enlace de dos importantes bases de aviación con la red ferroviaria de la zona situada bajo el control del gobierno republicano, con el objeto de facilitar los transportes del combustible y los equipos que necesitaban los aviones asignados a ambos aeródromos.

En el año 1915, el Ministerio de la Guerra estableció a orillas del Mar Menor, en Los Alcázares, la primera base de hidroaviones de España. Años más tarde, en 1932, y a pocos kilómetros al norte, se instaló en Santiago de la Ribera la Escuela de Aeronáutica Naval. El importante movimiento de personas y equipos que generaban ambas instalaciones militares pronto hizo que se plantease la posibilidad de enlazar con la red ferroviaria nacional, no en vano, el ferrocarril era el medio de transporte hegemónico en aquel momento.

La vía férrea más próxima a la zona del Mar Menor era el ferrocarril de Chinchilla a Cartagena, línea construida por la compañía de Madrid a Zaragoza y Chinchilla en 1863.

La estación de Torre Pacheco era la más próxima a Los Alcázares y fue conocida con el nombre de Pacheco hasta el 1 de abril de 1932 y, a partir de esta fecha, con el de Pacheco-Los Alcázares.

El golpe militar del 18 de julio de 1936 pronto degeneró en una cruenta Guerra Civil, en la que la aviación demostró su papel decisivo en el combate. Por ello, a mediados de octubre de ese mismo año se emprendió la construcción de un ramal ferroviario de vía ancha, de algo más de 18 kms. de longitud, con el fin de comunicar la estación de Pacheco con los aeródromos. El principal objetivo de la nueva vía era evitar el constante trasbordo de combustible y motores de aviación desde la estación de Torre Pacheco a camiones para recorrer una distancia tan corta.

La línea, que discurría por terrenos llanos, tenía una longitud de 18.390 metros, tendidos con viejos carriles de 30 kilogramos por metro lineal, en barras de seis metros, procedentes de diversas renovaciones de vía, presentaba unas condiciones precarias con traviesas asentadas directamente sobre el terreno, sin balasto alguno, no disponía de señales, los cruces a nivel con los numerosos caminos atravesados carecían de cualquier clase de barreras, ni se grafiaron los itinerarios…

Pese a ello, durante el período de la Guerra Civil registró un importante tráfico. Uno de los transportes más importantes realizados en esta línea fue el de aviones rusos desmontados. Estos aparatos eran desembarcados en el puerto de Cartagena y trasladados por tren hasta los talleres del aeródromo Burguete de Los Alcázares, donde se procedía a su montaje y puesta a punto para entrar en combate. Los aviones rusos transportados eran el caza Polikarpov I-15 “Chato” y el bombardero Tupolev SB-2 “Katiuska”.

La estación de Los Alcázares estaba situada en el kilómetro 10.363 de esta línea Torre Pacheco- Santiago de la Ribera, y desde ella partía un pequeño ramal de 1.192 metros que daba servicio al aeródromo de Los Alcázares.

Finalizada la contienda civil y tras la creación de RENFE en 1941, este ramal quedó bajo el control directo del Ministerio de Obras Públicas, que encomendó la reconstrucción de la línea y que consistió en el ensanche de la explanación para tender una capa de balasto medianamente gruesa y la construcción de un muelle de mercancías y un edificio de viajeros en cada estación: Los Alcázares y Santiago de la Ribera. Asimismo, en los pasos a nivel, se instalaron casillas de guardabarreras y se dotó a las estaciones de enclavamientos Bouré y de señales mecánicas. La reinauguración de la línea tuvo lugar el 23 de enero de 1952, con asistencia del conde de Vallellano, Ministro de Obras Públicas, y del obispo de Cartagena.

En estos años en los que fue gestionada por RENFE, registró tráficos de cierta importancia, como la producción de las salinas de San Pedro. También persistía, en esta etapa, el tráfico original de la línea (queroseno, motores y repuestos de aviación), mientras que el movimiento de pasajeros presentaba un carácter estacional, con importantes incrementos en el verano.

Pese a que se podía haber aprovechado la línea para atender las necesidades del incipiente desarrollo turístico de la costa del Mar Menor, RENFE perdió el interés por este ramal. En 1969, se suprimió el personal de las estaciones, que pasaron a funcionar como apeaderos sin personal.

Finalmente, se cerró la línea al tráfico el 15 de enero de 1970, siendo desmantelada sin más contemplaciones.