Manuscritos de Fray Martín sobre los atunes y sus transmigraciones
Manuscritos de Fray Martín sobre los atunes y sus transmigraciones
Murcia enclave ambiental
Manuscritos de Fray Martín sobre los atunes y sus transmigraciones
Manuscritos de Fray Martín sobre los atunes y sus transmigraciones
Murcia enclave ambiental

Con su manuscrito titulado 'De los atunes y de sus transmigraciones y conjeturas sobre la decadencia de las almadrabas y sobre los medios para restituirlas', escrito en 1757, el padre Sarmiento se adelanta a su tiempo ofreciendo una reflexión pesimista sobre la esquilmación de los recursos marinos y una postura decididamente conservacionista.

El crecimiento demográfico del siglo XVIII, especialmente sensible en las áreas periféricas de la península, indujo a una mayor demanda de alimentos, que en parte debió ser cubierta por un incremento en la explotación del mar.

Las artes de pesca evolucionan con lo que también lo hace el impacto del hombre sobre el medio marino.

Es en este momento, cuando empiezan a surgir en España los primeros intentos de una reflexión científica sobre el mar, en los que está presente la perspectiva conservacionista. Esta perspectiva comienza a considerar la actividad del hombre como perturbadora del equilibrio marino.

Un cierto número de autores bien significativos de esta época manifiestan su preocupación por las consecuencias que plantea el desarrollo de estas nuevas técnicas de pesca sobre el ecosistema marino. Sarmiento, Cornide y Sáñez Reguart piensan que la sobrepesca de algunas especies y la destrucción de sus hábitats tendrá un efecto negativo para la supervivencia de este recurso natural.

Una de las nuevas artes de pesca desarrolladas en el siglo XVIII para la captura de atunes se efectuaba con almadrabas, dispuestas en varios puntos de la costa mediterránea, especialmente en el litoral andaluz y el murciano. Los tres tipos de almadraba empleados eran de vista o de tiro, la de Monteleva y la de buche.

La almadraba de vista se caracterizaba por carecer de calamento fijo en el mar. La única instalación firme era una torre o atalaya desde la que un vigía daba aviso de la llegada de los atunes.

La almadraba de Montelva constaba de un complejo calamento fijado al fondo y se dejaba armada al aproximarse los atunes. Al terminar la temporada se podían desmontar y almacenar las redes hasta el año siguiente.

La almadraba de buche constaba de dos partes principales, el cuadro que era la zona donde quedaban atrapados los atunes, y la rabera, compuesta por una serie de redes dispuestas verticalmente, cuya misión era guiar a los atunes hacia el cuadro.

En 1757, Sarmiento escribe bajo encargo del duque de Medinasidonia una larga disertación titulada: 'De los atunes y de sus transmigraciones', en la que ya deja ver una gran preocupación por la consecuencias negativas de la depredación excesiva del hombre sobre la naturaleza.

Lo curioso es que el padre Sarmiento no conocía, en persona, las almadrabas y nunca en su vida había visto un atún, tal y como él mismo había confesado honestamente. Su obra es el fruto de una extensa documentación de autores tanto antiguos como modernos.

Sarmiento establece en su obra que el atún 'no tiene patria' y sitúa correctamente su hábitat en los mares cálidos, también describe acertadamente el desplazamiento anual de los atunes del océano Atlántico al mar Mediterráneo, indicando con exactitud los periodos estacionales en que se efectúa. Para Fray Martín Sarmiento las migraciones de los peces y otros animales se explican por su instinto de conservación y sus necesidades alimenticias o por mutaciones en el hábitat en el que antes vivían.

Daba incluso por sentado que la pesca de atunes con almadraba se encontraba en decadencia, un hecho vinculado al descenso de las pesquerías por la caída generalizada de los 'mixtos' en España. Encuentra las causas de este retroceso en la actividad del hombre que esquilma la naturaleza.

Sarmiento denuncia la actividad depredadora del hombre, y el deterioro del equilibrio ambiental, tanto los excesos de la explotación del mar, como las nuevas técnicas de arrastre que considera 'aniquiladoras' de la riqueza marina.

Como remedio, Fray Martín Sarmiento propone una vuelta a las antiguas prácticas pesqueras, como la pesca con anzuelo y cerco, el respeto escrupuloso a las leyes de veda y, en general, una actitud no depredadora del hombre en sus relaciones con la naturaleza.