Los suelos menos desarrollados del litoral aparecen en zonas con predominio de la erosión y presencia de roca madre aflorando en superficie
Los suelos menos desarrollados del litoral aparecen en zonas con predominio de la erosión y presencia de roca madre aflorando en superficie
F. Robledano

En el litoral, junto a los procesos que resultan de la interacción de los elementos físicos (erosión, sedimentación, procesos hidrológicos superficiales y subterráneos) es importante considerar también aquéllos en los que participan los seres vivos (plantas, animales y microorganismos), contribuyendo a modificar las condiciones del medio. Uno de de los procesos físico-biológicos de mayor trascendencia es la formación y conservación del suelo, que posibilita la sucesión vegetal y el aprovechamiento agrícola.

Clasificación de los suelos

La clasificación de los suelos se realiza según los factores naturales y condiciones de formación, atendiendo entre otras características, al régimen climático, al relieve (pendiente), al material geológico original, a la vegetación, a la profundidad del agua en el subsuelo, a la presencia de sales, y a la acción del hombre.  Todo esto nos permite intuir que la variedad de suelos en el litoral será importante, por la heterogeneidad geológica, geomorfológica y ambiental que caracteriza a esta zona.

Los materiales litológicos que aparecen en las comarcas litorales son muy variados: rocas carbonatadas (calizas y dolomías) consolidadas, rocas metamórficas silicadatas, rocas volcánicas, margas y otros sedimentos procedentes de la erosión de los relieves. La presencia de vegetación natural, importante sobre todo por el aporte de materia orgánica que confiere al suelo, es escasa en amplias extensiones (transformadas por el hombre para el cultivo). Finalmente, podemos diferenciar suelos formados en zonas montañosas, y suelos formados en piedemontes y llanuras. Los primeros normalmente alcanzan poco desarrollo o están sometidos a un continuo rejuvenecimiento por hallarse en zonas de mayor pendiente, pero localmente pueden alcanzar un buen desarrollo (en zonas altas y umbrías), gracias al microclima más húmedo y a la persistencia sobre ellos de una vegetación forestal.

Relieves Montañosos

Por lo general, los suelos más evolucionados de los relieves montañosos ocupan las cavidades entre afloramientos rocosos, o las laderas de umbría con una cobertura vegetal desarrollada. En las sierras litorales (por ejemplo, la Sierra Minera de Cartagena-La Unión) este tipo de suelos albergan las comunidades vegetales mejor conservadas, como los pinares y sabinares de los cabezos calcáreos, o los jarales de estepa blanca (Cistus monspeliensis) de las umbrías metamórficas.  El resto de suelos de montaña se pueden considerar poco evolucionados, destacando por su extensión los litosoles, que aparecen en zonas con predominio de la erosión y presencia de roca madre en superficie. Estos suelos están bien representados en la mayoría de los relieves costeros.

Otros suelos poco evolucionados son los suelos arenosos que aparecen en zonas de playa o dunas, los de los cauces de las ramblas (suelos aluviales), y los que proceden de depósitos de ladera (suelos coluviales).

Llanuras sedimentarias

En las principales llanuras sedimentarias aparecen suelos algo más desarrollados, sometidos a cultivo desde antiguo y a menudo con un horizonte denominado petrocálcico, o costra caliza. Estos suelos, formados sobre sedimentos cuaternarios calizos, corresponden principalmente al tipo de los xerosoles, formados bajo un régimen de precipitación árido. Aunque desprovistos de materia orgánica por efecto de la roturación antigua de su vegetación original, muestran buena aptitud para la agricultura, y de hecho albergan los principales cultivos de regadío de las depresiones litorales de Cartagena, Mazarrón y Aguilas

Suelos salinos

Por último, los suelos salinos son característicos de las zonas litorales. La salinización es un proceso natural ocasionado por la acumulación de sales en depósitos sedimentarios (limos de marismas), y secundariamente en zonas agrícolas regadas con aguas procedentes de acuíferos salinizados (por sobreexplotación o intrusión marina). Estas sales se encuentran en el interior del suelo o ascienden a la superficie formando películas superficiales.

 En los suelos salinos naturales, la coincidencia de condiciones de hipersalinidad y encharcamiento o saturación de agua en el suelo, se reflejan en el desarrollo de una vegetación halófila característica. En suelos agrícolas, en cambio, este proceso conduce a situaciones muy perjudiciales para el desarrollo de los cultivos.

En los suelos salinos naturales, la coincidencia de condiciones de hipersalinidad y encharcamiento o saturación de agua en el suelo, se reflejan en el desarrollo de una vegetación halófila característica. En suelos agrícolas, en cambio, este proceso conduce a situaciones muy perjudiciales para el desarrollo de los cultivos.

Francisco Robledano