El éxito de su invasión

    Caulerpa racemosa está formada por largos talos horizontales y ramificados, denominados estolones, de los que salen rizoides hacia el sustrato y ejes erectos, de uno a varios centímetros de longitud, cubiertos por ramificaciones cortas con hojas esféricas de aspecto globoso. Aún así, las características morfométricas de esta especie en el Mediterráneo varían en función de la región, profundidad y estación del año.

    Los atributos que confieren a este alga una gran capacidad invasiva son numerosos. El más significativo es su rápido crecimiento vegetativo, hasta 2 cm por día, lo que supone casi cinco veces más que Caulerpa taxifolia a pesar de hacerlo sólo estacionalmente, en verano y otoño. Además, cualquier fragmento de la planta puede desarrollar un nuevo individuo. Esto es de gran importancia en la dispersión, pues las plantas pueden ser fácilmente arrancadas del fondo por las redes de los pescadores o las anclas de las embarcaciones de recreo y ser transportadas a medias y largas distancias.

    Al mismo tiempo, es capaz de reproducirse sexualmente, colonizar una gran variedad de sustratos como arena, roca, praderas poco densas de fanerógamas marinas o fondos sedimentarios y habitar en un amplio rango batimétrico, de 0 a 65 m de profundidad. Puede también producir sustancias químicas denominadas caulerpinas que utiliza como mecanismo defensivo ante herbívoros e incluso contra otras especies animales y vegetales competitivas. De hecho, muy pocos herbívoros, excepto algunas especies de peces (boga, salpa) y erizos de mar, han sido observados en praderas de Caulerpa racemosa en el Mediterráneo.

    Aunque Caulerpa taxifolia es más conocida por su rápida expansión en el Mediterráneo a partir del escape fortuito de un acuario del Centro Oceanográfico de Mónaco en 1984, el potencial invasor de Caulerpa racemosa es mucho mayor.

    Por otro lado, presenta unos niveles más elevados de actividad enzimática que otros macrófitos del Mediterráneo, lo que le confiere una mayor resistencia ante situaciones de estrés ambiental. Así, por ejemplo, puede sobrevivir más de una semana fuera del agua en lugares húmedos y oscuros, como redes de pesca amontonadas o en las cajas de las anclas, y una vez en contacto con el mar reanudar su crecimiento y dar lugar a otro foco de invasión.

Impactos ecológicos y económicos

    En términos generales, la invasión de Caulerpa racemosa produce una disminución de la biodiversidad y provoca profundas modificaciones en los poblamientos y ecosistemas marinos al favorecer la alteración o eliminación de hábitats y biocenosis de gran importancia ecológica y económica como los fondos de maërl. Favorece también la disminución, extinción y desplazamiento de especies nativas, la pérdida de identidad genética por fenómenos de hibridación con especies autóctonas y desequilibrios en las redes tróficas, ya que los rizoides de las especies de Caulerpa, al crecer en todas direcciones, forman una densa malla e inmovilizan todo lo que queda bajo ella, como el detritus, evitando su transferencia a otros compartimentos de la cadena trófica.

    Este alga también es capaz de alterar las tasas de sedimentación y las condiciones químicas y físicas del sustrato impidiendo, por ejemplo, la difusión de oxígeno al sedimento y transformando el ambiente en tóxico para multitud de especies epibentónicas e infaunales, así como disminuir la heterogeneidad del paisaje submarino.

    A su vez, también se han identificado impactos para determinadas actividades socioeconómicas. En la pesca comercial produce el desplazamiento indirecto de especies comerciales a otras zonas en busca de alimento y colmata las artes y aparejos de pesca inutilizándolos; en actividades turísticas y recreativas, como el buceo, disminuye la diversidad y la calidad paisajística de las zonas que coloniza.