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NATURALEZA

Plagas I

Plagas I

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) causa daños en las acículas
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) causa daños en las acículas
Murcia enclave ambiental
Thaumetopoea pityocampa (procesionaria)

Como se aprecia en el cuadro de superficies afectadas, la plaga más dañina en los montes murcianos es la causada por Thaumetopoea pityocampa (procesionaria del pino).

Las comarcas de Moratalla, Abarán, Calasparra y Cieza son las más afectadas por esta plaga, con distintos grados de infestación según la zona estudiada. La Dirección General ha llevado a cabo la aplicación de los tratamientos contra T. pityocampa de acuerdo con los principios de control integrado de plagas, dejando actuar los mecanismos intrínsecos de regulación poblacional, potenciando así la depredación natural y aumentando el conocimiento de la biología y ciclos de vida locales de las especies implicadas. Para ello se está llevando a cabo el tratamiento masivo con inhibidores de la muda a ultra bajo volumen por medios aéreos exclusivamente en las zonas con un importante grado de afección.

Además, en la zona afectada por el gran incendio de Moratalla, se desarrollan las siguientes acciones, que deben ser consideradas como acciones especiales con una duración de al menos tres años: 

• Cartografía fina de los rodales con grado de afección tres (el máximo grado de afección por plagas es 4) para ser sometidos a tratamiento masivo o con cañón. 

• Potenciación de los depredadores mediante instalación de nidales. 

• Seguimientos de la variabilidad espacial de los niveles de población de procesionaria mediante la instalación de trampas G de feromona.

• Destrucción manual de bolsones o recogida manual de puestas en áreas de fácil acceso y pequeña extensión.

En el 2007 hubo un brote de este organismo en Molina de Segura que fue atajado con el uso de fitosanitarios y trampas G cebadas con feromonas de procesionaria. 

Pachyrhinus squamosus

En mayo del 2007 se detecta la presencia de organismos defoliadores en la zona del incendio de El Bárbol, en Mula. 

La inspección indicaba que se trataba de un ataque fuerte de Pachyrhinus squamosus (Kiesenwetter, 1851). El ataque se encontraba generalizado en todo el área de afección del incendio del Bárbol, con una superficie total de 82,59 ha. Este ataque generalizado causa unas defoliaciones que no alcanzan el 50 % de la copa. En cambio, en un área concreta de 11,36 ha el ataque puede calificarse como severo, con defoliaciones que oscilan entre el 50 y prácticamente el 100 % de la copa. Se trata de un área de regeneración post-incendio en la que se acababan de concluir los trabajos de clareo por calles del monte bravo, mediante los que se habían dejado densidades de 1.200 pies/ha.

La biología de este coleóptero es poco conocida, siendo un género que se distribuye en el ámbito europeo y mediterráneo. Produce daños en Pinus halepensis, tanto en repoblados como en masas de regeneración. Los imagos emergen en primavera, alimentándose y reproduciéndose casi constantemente desde la emergencia. Las puestas se observan desde principios de primavera hasta principios de verano y se realizan uniendo longitudinalmente varias acículas y colocando los huevos en dos hileras paralelas protegidos en el interior de la estructura. Las larvas eclosionan muy rápidamente y se dejan caer al suelo donde permanecerán enterradas hasta la primavera siguiente. Se desconoce cuál es la planta de cuyas raíces se nutren. Los imagos mueren a principios de verano. 

En un estudio realizado en Caravaca en el 2002 resultó destacable que el 0.4 % del total de los insectos prospectados se encontraban infestados por la larva solitaria de un parasitoide, posiblemente un díptero de la familia Tachinidae, parasitoides comunes de larvas pero muy raros en adultos. Esta larva se encontraba en la cavidad general del cuerpo, permaneciendo fija al tegumento de P. squamosus mediante una estructura especializada, formada por un par de ganchos quitinizados. Esta estructura rompe el tegumento del hospedador para permitir respirar al parasitoide. Cuando la larva está bien desarrollada llega a ocupar casi toda la cavidad abdominal del hospedador. Es importante resaltar que todos los insectos que presentaban parasitoide mostraban un escaso o nulo desarrollo de las gónadas, siendo éstas claramente afuncionales, por lo que no pueden reproducirse.

En las experiencias realizadas en Caravaca en los años 2000 a 2002 se realizaron aplicaciones de tratamientos insecticidas con medios aéreos. Estos tratamientos, si bien reducían la población de adultos del año en que se aplicaban, resultaban ineficaces contra la población de larvas existente en el suelo, por lo que al año siguiente se seguían registrando altos niveles de población. Muy posiblemente, un tratamiento al inicio del periodo reproductivo habría sido más eficaz. Por otro lado, deben preservarse los mecanismos intrínsecos de regulación poblacional, favoreciendo el aumento poblacional del parasitoide taquínido. Además, nunca se han registrado mortandades de árboles producidas por este defoliador, tan sólo puede producir una pérdida de crecimiento cuando el consumo de la masa foliar es alto. 

El tratamiento consistía en la aplicación de un piretroide autorizado para uso forestal que resultó altamente eficaz, reduciendo las poblaciones a mínimos casi inapreciables. También se ha producido un alto impacto sobre el resto de la fauna entomológica. Este alto impacto debe servir de referente a la hora de planificar tratamientos para la evaluación de las relaciones costo-beneficio.