Free cookie consent management tool by TermsFeed Ingenioso invento - Región de Murcia Digital
NATURALEZA

Ingenioso invento

Ingenioso invento

Noria grande de Abarán
Noria grande de Abarán
Murcia enclave ambiental

Como invento, fue Arquímedes quien, en el siglo III a.C., sugirió la idea de elevar el agua por medio de una rueda movida por la propia corriente del río. En escritos del siglo I a.C. aparecen referencias, del poeta Lucrecio y el arquitecto Vitrubio, de la existencia de estas ruedas elevadoras en los cauces de los ríos. Sin embargo, fueron los romanos los encargados de desarrollar y perfeccionar estas ruedas con el fin de extraer el agua de las minas para su explotación.

Los árabes aprendieron las técnicas de los romanos e introdujeron modificaciones en estas ruedas para adaptarlas al uso del riego. Estas modificaciones se basaban en aligerar las ruedas para que pudieran ser movidas por caudales pequeños de agua. Este artilugio fue bautizado como 'na'ura', que significa 'la que llora', de ahí el nombre de noria por el que las conocemos.

Las norias fueron introducidas en Murcia por los árabes y comenzaron a usarse entre los siglos VIII y XI. Su uso adquirió rápidamente una gran importancia para los cultivos y proliferaron por toda la huerta murciana, llegando a haber alrededor de 100 en el siglo XVIII. Las norias más antiguas eran de madera, pero en el siglo XIX comenzó a introducirse el hierro, material que les confirió más resistencia y duración. En el siglo XX llegó el mayor enemigo de este sistema tradicional. El motor se introduce con fuerza en el sistema de regadío y va sustituyendo poco a poco a las norias, que van siendo conservadas como objetos de museo ¿en el mejor de los casos¿ u olvidadas y deterioradas por el paso del tiempo. Las primitivas norias estaban fabricadas en madera de pino rojo, embreada, con el fin de impermeabilizarlas para evitar, o al menos retrasar, la putrefacción que el contacto continuo con el agua producía.

El ingenio consiste en una doble rueda de madera de entre cuatro y catorce metros de diámetro. En su extremo se sitúan una serie de paletas que son empujadas por la corriente de agua, lo que pone en movimiento el artilugio, que reposa en un sólido eje horizontal. En un principio estas paletas eran de formas planas, pero pronto se sustituyeron por otras de perfil parabólico, que se adaptaban mejor al contacto con el agua y permitían la fabricación de norias mayores y más funcionales. Entre paleta y paleta se sitúan los cangilones, llamados también arcaduces o arcabuces. Son los encargados de recoger el agua. Su nombre proviene del árabe 'qadus', quienes, a su vez, lo tomaron del griego 'pádos', cuyo significado es ¿jarro¿. Se trata de unos recipientes con una capacidad que puede oscilar entre los dos y tres litros para las norias menores hasta los treinta en el caso de las grandes norias. Los cangilones depositan el agua que recogen en un plano superior y vuelven a sumergirse, ya vacíos, en la corriente de agua.

En general, existe cierta confusión en las denominaciones de las norias y otros ingenios tradicionales para elevar agua. Esta confusión se acentúa en la Región, donde es corriente referirse a variedades de las norias, como las aceñas, con el nombre de ceñas, e incluso aplicar este nombre, por extensión, a todos los aparatos elevadores, incluidas las propias norias.

La palabra ceña procedería del vocablo árabe ¿saniya¿, que designaría los ingenios que permitían extraer agua de un pozo y elevarla al exterior mediante la fuerza de un animal.

Lo más extendido en la Región sería aplicar el nombre de ceña o aceña a la también llamada noria de sangre, es decir, la movida por uno o más animales ¿burros, mulos o bueyes¿. La ceña consistiría, pues, en una rueda vertical aplicada a la corriente, encajada en otra horizontal mediante un engranaje, que es movida por el animal valiéndose de un madero.

Otros tipos de norias eran las de rosario, en las que los cangilones no estaban incrustados o sujetos a la noria en sí, sino que permanecían atados a cables, de manera que podían descender a mayores profundidades. Algunas ceñas usaban este tipo de noria para extraer agua de depósitos subterráneos.

A las ruedas de norias y ceñas hay que sumar los molinos de agua, siendo más frecuentes, como las ceñas, en zonas como el campo de Cartagena, donde los recursos hídricos son menores. Al popular sistema de los molinos harineros, donde las ocho velas movían el sistema de molienda del cereal, hay que añadir los dedicados a la extracción de agua, construidos especialmente a lo largo del siglo XIX. Junto a la clásica estructura base del molino se añadían unas ruedas o norias de rosario que extraían el agua de los acuíferos. A estos molinos de agua con norias se sumaban muchas veces sistemas de canalización que distribuían el agua para riego o consumo. Hoy día todavía se pueden divisar molinos de agua como el de Los Camachos, en Torre Pacheco; el cartagenero del Derribao, en la diputación de Santa Ana; o el lorquino del Río Amir, en la diputación de Ramonete.