En la Región hay numerosos arroyos que discurren por los valles y aportan sus aguas a los grandes cauces de la geografía regional. Son parte fundamental de la cultura y del paisaje hídricos desde épocas remotas, encerrando muchos de ellos valiosos tesoros ecológicos que todos queremos conservar y disfrutar.

    El agua en la Región de Murcia es un bien escaso que hay que proteger y aprovechar. La geografía murciana está surcada por numerosos arroyos, esto es, cursos de agua generalmente permanentes pero con un caudal inferior al de un río. La definición no es demasiado precisa y a veces es difícil de atribuir a un caudal la categoría de río o de arroyo.

    La ambigüedad de esta definición queda perfectamente reflejada en los caudales de la Región, como los arroyos de Benamor, Alhárabe o Chopillo. Los caudales han ido disminuyendo con el paso del tiempo debido al imparable proceso de desertificación que sufre la zona sureste de la Península Ibérica, lo que ha degradado a la condición de arroyo a algunos de los ríos más importantes de la Región, como el antes citado Alhárabe, el Argos o el Quípar. Las escasas lluvias que las nubes dejan caer regeneran los calares de estos arroyos que ceden sus aguas al río Segura, fortaleciendo y aumentando su caudal.