Los primeros en extraer el nácar fueron los romanos con el que confeccionaban todo tipo de joyas y amuletos que simbolizaban poder y grandeza. Más tarde el legado cultural del mundo islámico nos dejo un sinfín de productos confeccionados a partir del nácar. Llaman la atención por su belleza, las maderas esculpidas con este bello material, las teselas de nácar o conchas completas de nacra talladas con animales. El museo de Alepo en Siria exhibe un claro ejemplo consistente en una pieza de nácar trabajada que representa una vaca recostada con una tiara de cuernos. Ya en la edad media se realizaban bellas artesanías adornadas con las conchas de estos moluscos así como joyas. En el siglo XIX se utilizaba principalmente para la fabricación de botones, como sucedía en algunos puntos de España, Sicilia o Malta, objetos de joyería de bajo valor, ceniceros o mangos para cuchillos. En la Región de Murcia también se extraía el nácar para elaborar botones, peines y peinetas. Las ciudades más productivas por su cercanía a la costa, eran Cartagena y Águilas. Hoy en día no se extrae el nácar, ya que las especies que más lo producen son las de mayor tamaño que se encuentran en grave peligro y están estrictamente protegidas. Las costas españolas están sufriendo un desgaste masivo de este peculiar molusco, debido principalmente a la contaminación marina, pesca de arrastre a menos de 50 m y la recolección de ejemplares como objetos de adorno o recuerdo por parte de algunos buceadores. No obstante aún podemos presumir de poseer una de las poblaciones más densas y mejor conservadas de todo el litoral Mediterráneo.

Nacra o nácar: Pinna nobilis

Este molusco bivalvo fue descrito por Linneo en 1758 y es el mayor bivalvo del Mare Nostrum, ya que puede llegar a alcanzar hasta un metro de tamaño. Los más comunes sin embargo son los ejemplares de entre 40 y 60 cm. El nácar se entierra en posición vertical hasta, aproximadamente, la mitad de su longitud en la arena y se sujeta al substrato mediante los numerosos filamentos del biso y éstos a su vez se fijan a cualquier piedra u objeto. Precisamente estos filamentos, al igual que el nácar, se extraían desde la época romana para la confección de tejidos finos y resistentes con aspecto dorado. La leyenda cuenta que esta fina cabellera sirvió para hacer el famoso "vellón de oro" deseado por los argonautas. Y en la edad media se elaboraban guantes y medias.

Nacra o nácar de púas gruesas: Pinna rudis

La concha es similar a la de la nacra común: grande, frágil, y de forma triangular. Su estructura externa está constituida por gruesas costillas radiales sobre la que se desarrollan llamativas escamas tubulosas de tamaño creciente. Se diferencia de la nacra por su menor tamaño, ya que no suele superar los 40 cm, su concha más tosca y gruesa, presenta menos costillas radiales y tiene las escamas más grandes y en menor número. Sólo está presente en la cuenca más cálida del Mediterráneo occidental. Esta especie es muy abundante en la Región de Murcia y vive generalmente en fondos rocosos encajada en las grietas de las rocas.