La situación geográfica de Mazarrón dentro del arco mediterráneo, y concretamente en el llamado Golfo de Mazarrón, le ha dotado de una serie de características que han ido conformando su esencia. Su peculiar terreno marcado por la industria minera ha ayudado a consolidar esta riqueza.

     El encanto mazarronero reside también en la excelente temperatura de la que disfruta todo el año, un gran número de playas y una extensa gama de paisajes áridos mediterráneos.

     La Bahía de Mazarrón es una tierra donde conviven las montañas, las tierras de secano y el mar. Está asentada en una amplia bahía abierta al Mediterráneo, con 35 km de litoral en un estado de conservación óptimo. Dos son los núcleos importantes de Mazarrón: el puerto y la capital del municipio, a unos 5 km de la costa.

     El nombre de Mazarrón está unido desde su origen a la riqueza minera de sus sierras abundantes en plomo, zinc, plata, hierro, alumbre y almagre. En épocas fenicia, púnica y romana ya se realizaron trabajos inmensos de explotaciones mineras, dejando abundantes restos arqueológicos. Los árabes también se asentaron en la zona, atraídos por la abundancia de minerales. Tras la Reconquista cristiana, se fue formando el lugar llamado "Casas de los Alumbres de Al-mazarrón" como consecuencia de las minas que empezaron a explotarse en el s. XV.

     Su enclave estratégico la convirtió en refugio defensivo de las vecinas tierras de Lorca y Cartagena. Prueba de ello son sus numerosas torres defensivas que avisaban de hipotéticas incursiones de los piratas berberiscos.