Situación inicial

En las zonas más frías del territorio de actuación destaca la presencia de sabinares, en concreto de sabina albar. Los pinares también están presentes, sobre todo el pino laricio, aunque en menor medida. También pino rodeno y carrasco. En zonas más resguardadas pueden aparecer pequeños macizos boscosos mixtos de caducifolios con arces, mostajos y quejigos, a los que acompañan gran número de especies espinosas y arbustos caducifolios como el rosal, el agracejo, el endrino, etc. La vegetación ribereña se encuentra condicionada por el agua freática disponible y las condiciones especiales de los ecosistemas riparios.

Este paisaje ha sido trasformado desde tiempos inmemoriales por el hombre.

La selección de la planta

Se parte, en cualquier proyecto forestal, del análisis profundo del territorio en el que se va a actuar: la orografía, las características climáticas e hidrológicas de la zona, etc. Cuando se trata de una repoblación, toda esa información nos permite acotar cuál es la vegetación potencial para la actuación, la más evolucionada que sería capaz de establecerse o que existía antes de que el quehacer del hombre la degradase.

En este caso concreto, en el que se persigue la restauración de la cubierta vegetal de la ribera de un río, hay dos condicionantes principales a saber: la profundidad a la que se encuentra el agua en el suelo, nivel freático, y la frecuencia de avenidas extraordinarias del río cuyas orillas se pretende restaurar. De manera esquemática, como vegetación potencial y como objetivo a alcanzar en la cuenca del río Álharabe, puede hablarse de una primera hilera de sauces (Salix sp.) en contacto con la lámina de agua del río, una segunda algo más alejada compuesta por álamos y chopos (Populus sp.) y una tercera que compondrían olmos y fresnos (Ulmus minor, Fraxinus angustifolia).

Además de estas especies se han introducido otras de fuerte raigambre cultural en la zona, como la higuera, y algunas adaptadas a tramos muy concretos en los que aparecen suelos con la salinidad oportuna, como álamos blancos y tarays (Tamarix sp.), capaces de desarrollarse en esas condiciones tan difíciles para las plantas.

El material fue llevado a viveros donde se preparó para la plantación.

El desarrollo de los trabajos

La planta protagonista en esta repoblación ha sido el chopo lombardo, pero junto a ésta se han utilizado fresnos, sauces, etc, hasta un total de quince especies diferentes y cerca de 50.000 plántulas a lo largo del cauce principal y los arroyos y ramblas que a él llegan.

El periodo de plantación lo marcaron las primeras lluvias de otoño. En ese momento, el suelo coge algo de humedad y la planta puede establecerse en condiciones menos adversas. Para facilitar el arraigo de las especies que se han plantado, los hoyos en los que se colocaron fueron hechos con retroexcavadora, que permite un mejor acceso al nivel freático, y facilita que las especies pudieran sobrevivir en los duros meses de verano. Además, estas especies se han incluido en lo que se denominan 'riegos de socorro' durante los dos primeros años. Se trata de un apoyo que se da en los meses de verano para ayudar a las plantas hasta que éstas sean capaces de sobrevivir por ellas mismas.

Ciertas operaciones complementarias a la plantación se definieron con la intención de que la repoblación no limitase los usos agrícolas y ganaderos que se vienen dando en el territorio. Un ejemplo claro es la distribución de la planta, siempre a menos de cinco metros del cauce para operar dentro de los límites del Dominio Público Hidráulico, o el uso de protectores de malla, de hasta metro y medio, para que el ganado pueda seguir pastando sin perjudicar, con su mordisqueo, el crecimiento de los árboles y arbustos.

Presente y futuro. Una mirada de largo alcance

Si bien es cierto que estas actuaciones lineales de repoblación no bastan por sí mismas para crear un bosque de ribera. Es de destacar que éstas se enmarca dentro de un grupo de iniciativas creadoras de las condiciones adecuadas para la regeneración natural o para posibilitar, como mínimo, la realización de posteriores plantaciones de enriquecimiento con más especies debajo del bosque que ahora cree.

También se pretende el restablecimiento de corredores entre espacios naturales y lugares para el encuentro y disfrute de la naturaleza.