Volcanes submarinos

La Isla Grosa y El Farallón no son los únicos volcanes marítimos de la Región de Murcia, además de las islas del Mar Menor, se conocen al menos una decena sumergidos en el sector oriental de la plataforma y talud continental. En el mapa geológico de la margen continental y zona terrestre de Murcia, escala 1:200.000 (ITGE, 1990) se dice que se han encontrado 10 afloramientos submarinos cartografiados a partir de sísmica de reflexión de alta resolución y sísmica multicanal. Tienen un aspecto de chimenea o domo con una morfología en planta subcircular o elipsoidal, y su perfil es cónico con la cumbre más o menos plana. Dos de ellos se sitúan en la plataforma continental, a unos 4 km de Cabo de Palos, en las proximidades de las islas Hormigas. El resto están a más de 40 km de la costa, en el talud continental. Se trata de montes sumergidos agrestes, variando su pendiente entre 8o y 37o, y presentan altitudes comprendidos entre 90 y 650 m sobre el fondo oceánico. El más alejado es el más extenso, se sitúa a unos 58 km al este de Cabo de Palos, la cumbre está a unos 200 m de profundidad, la altura desde el fondo del mar es de 650 m, la anchura media es de unos 5 km y ocupa una superficie de unos 35 km2 y sus laderas suelen tener pendientes de unos 370.

Origen y tipos de rocas

Los volcanes surgieron gracias a las fracturas de la corteza terrestre, principalmente en dos direcciones y en cruce de éstas. Si se observan mapas geológicos del sur de Murcia, se puede comprobar que hay una relación muy estrecha entre la mayoría de los afloramientos volcánicos emergidos, de las islas del Mar Menor y de la Isla Grosa, pues se alinean en una dirección N60oE. Esta dirección es la más típica de las fallas de la Región de Murcia. Es decir que a la similitud en la composición química y mineralógica de estos afloramientos volcánicos del sur de Murcia se le une que su génesis se debe también a la emisión del magma por esta importante falla. También hay otra dirección importante de fallas, la NO-SE, que es causante de algunos de los relieves volcánicos emergidos y sumergidos.

ITGE, 1990, dice que en cuanto a la edad del vulcanismo del margen continental, debe ser, en general, la misma que en el ámbito terrestre: Tortoniense-Messiniense. En algún caso, como en el afloramiento sumergido situado a 60 km de Cabo de Palos, la actividad volcánica pudo al menos continuar durante el Plioceno inferior, como lo demuestra el hecho de estar afectada la discordancia basal de la serie pliocuaternaria. Cambeses y Lora (2015) indican que el magma se formó a unos 30 km de profundidad y a más de 900ºC de temperatura.

En la memoria del mapa Geológico Digital de San Javier (956), las rocas de la isla Grosa se incluyen en la unidad de andesitas piroxénicas con cordierita (Mioceno superior). Se dice que estos afloramientos volcánicos, El Carmolí, islas del Mar Menor, afloramientos de La Manga y la isla Grosa, corresponden a edificios volcánicos monogenéticos poco erosionados y bien conservados, de dimensiones inferiores a 1 km, y, compuestos por montículos de brechas autoclásticas andesíticas, entre las cuales se reconocen porciones de lavas masivas, distinguibles por un prominente diaclasado columnar. Las brechas son muy heterométricas, monolitológicas, de cantos muy irregulares y angulosos, en algunas zonas muy soldados, y carentes de estructuración, salvo algunos puntos en los que se aprecia una estratificación muy difusa. Los cantos pasan gradualmente a una matriz poco abundante y de la misma composición. Las zonas masivas parecen corresponder en algunos casos a diques de alimentación y salida de la lava, que se autobrechifica a causa de su elevada viscosidad, y probablemente también como consecuencia del desarrollo de la erupción en ambiente submarino. Petrográficamente, se trata de andesitas ortopiroxénicas con cordierita, usualmente muy poco alteradas, poco o nada vesiculares y de grano fino, de coloraciones grisáceas a pardas, muy oscuras en corte fresco. Típicamente contienen gran cantidad de enclaves corticales, de tamaños muchas veces centimétricos, que resaltan claramente sobre la superficie de las rocas. Hacen un estudio analítico de las rocas del Mar Menor y concluyen que estas rocas se clasifican como andesitas con contenidos intermedios a altos en SiO2, muy cercanos al campo de las dacitas (clasificación TAS, total de álcalis vs. sílice), y que pertenecen a la serie calcoalcalina de medio a alto contenido en K2O (Clasificación de PECCERILLO y TAYLOR, 1976, K2O vs. SiO2).