El Museo de Bellas Artes de Murcia realiza
un homenaje al pintor murciano Vicente Viudes con motivo del centenario de su nacimiento

El Museo de Bellas Artes de Murcia (Mubam) realiza un homenaje a Vicente Viudes con motivo de la reciente celebración del centenario de su nacimiento con la exposición de varias de sus obras. En la Sala de la Logia del museo se exhibirán en concreto hasta el próximo mes de abril siete óleos de diferentes épocas pertenecientes a colecciones particulares.

Las obras expuestas son una muestra de su pintura colorista, caracterizada por su elegancia y su lírica pictórica. Animales, flores, jaulas, paisajes, verduras y hortalizas son a menudo protagonistas de sus cuadros, aunque en el Mubam se puede también contemplar algún retrato como el realizado a Mercedes Formica a mediados de los años 40 del pasado siglo.

El óleo de gran tamaño ‘Bodegón homenaje a Archimboldo’ (1952), preside la Sala de la Logia del museo. Sus retratos, especialmente los femeninos, solían ser una transposición entre lo humano y lo vegetal, figuras de mujer, maniquíes, construidos con frutas y verduras. De hecho, Viudes fue bautizado como ‘el Archimboldo español’. A esta obra se unen en el Mubam otro bodegón más clásico centrado en las flores y los lienzos ‘Florero’, ‘Avaricia’, ‘Amigos’ y ‘La siesta’.

Esta exposición se podrá visitar en la Sala de la Logia hasta el mes de abril de martes a viernes, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas; los sábados, de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00, y los domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 horas.

Trayectoria  

Vicente Viudes inició sus estudios de pintura en Murcia y en el año 1936 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Su obra se enmarca dentro del panorama artístico de la pintura española de la postguerra. Además de los retratos a medio camino entre lo humano y lo vegetal, su obra se caracteriza por sus paisajes impregnados de un colorido y un clima poético que los acercan al realismo mágico. 

Viudes destacó como escenógrafo y figurinista, un trabajo que desarrolló principalmente en el María Guerrero y el Teatro Español. Trabajó en numerosas ocasiones para Luis Escobar, pero también fue requerido por Cayetano Luca de Tena, José Luis Alonso y José Tamayo. Durante casi 25 años, desde ‘El pobrecito carpintero’ (1940), de Eduardo Marquina, hasta ‘El villano en su rincón’ (1964), de Lope de Vega, y dirigida por Miguel Narros, su actividad como escenógrafo fue incesante. 

Fruto de su inquietud artística, el creador murciano también desarrolló una intensa actividad como muralista e interiorista, ejecutando obras en el Palacio Real de Etiopía, en el Palacio Presidencial de la República de Malawi, en los cines Carlos III y Amaya de Madrid y el Teatro de Bellas Artes de esta misma ciudad, donde realizó en 1961 uno de sus mejores murales. 

Sus obras están representadas en importantes colecciones europeas y americanas, desde la Colección Guggenheim a la Thyssen. Su contrato de exclusividad desde el año 1960 con las prestigiosas Galerías Wally Findlay de Nueva York, Chicago y Palm Beach privó al público español de poder admirar su arte. De hecho, toda su creación pictórica estaba vendida meses antes de las inauguraciones