Desde principios del siglo XVII se difundió por toda Europa la inmortal obra de Cervantes Don Quijote de la Mancha. Desde la literatura, el grabado, la pintura y la música las aventuras del héroe manchego exaltaron lo cómico o lo grotesco, lo burlesco y lo satírico del relato, llegando incluso a escandalizar a los preceptistas del clasicismo que veían en aquellos lances una forma de transgredir las reglas del decoro. El carácter pionero de la literatura pronto fue seguido por las demás artes, de forma que teatro, ópera pintura y grabado dejaron constancia del interés suscitado por la vida del personaje.

La tradición francesa fue precursora de la atención prestada al Caballero de la Triste Figura, desde que en 1614 apareciera la primera versión fuera de España, hasta que en el siglo XX se filmara la película de Georg Wilhelm Pabet (1933) para la que el músico Jacques Ibert compusiera la banda sonora aceptada. Precisamente para la puesta en escena de esa partitura, representada en forma de ballet con el título de Le chevaier errant, hizo Pedro Flores los decorados y vestuarios en el marco del interés que siempre tuvo por el Siglo de Oro y, en especial, por la figura del Quijote, del que realizó varios cuadros al óleo y una serie de acuarelas y gouaches pretendidamente destinadas a ilustrar algún día una nueva edición del inmortal relato.

Gran parte de esas representaciones formaron parte de una exposición en 2005 como conmemoración de la aparición de El Quijote, adquiridas por la Fundación Cajamurcia en noviembre de 2009, las que ahora se exponen acompañadas de los episodios cervantinos en los que se inspiró el pintor murciano.

El privilegio de la mirada, nombre con que este ciclo sigue su curso, trata de explicar cómo llegar desde una pintura a su soporte escrito para comprobar la forma con que los artistas encontraron en el hidalgo una fuente constante de inspiración.

La muestra será visitable hasta el 18 de diciembre.

--

Pedro Flores es uno de los artistas murcianos que ha tenido más proyección nacional e internacional. Su vida y su obra se inserta en un momento de renovación artístico-cultural y también de retroceso, al estallar la Guerra Civil.

Pedro Flores formó parte de la Escuela Española de París junto con Pablo Picasso, Ginés Parra, Francisco Bores, Bréton y Antonio Clavé entre otros.

Fue artista polifacético que utilizó diferentes procesos de creación.

En su trazo reconocemos el carácter vital y apasionado del artista. Y en su temática predomina la añoranza que tenía a su tierra, Murcia.