'Dentro de un cucurucho de jínjoles, hay siempre algo más que no acabamos de encontrar. Y es tiempo acumulado, un ayer de dorados recuerdos. Con un puñado de jínjoles, de azufaifas, lo siento ahora recuperado y vivo y en esos nombres me siento afectivamente comprometido'
Salvador Jiménez en 'Murcia y la herida del tiempo', 1995
El jinjolero o azufaifo (Zizyphus jujuba) cuyos frutos nos comemos es pariente del azufaifo silvestre (Zyziphus lotus), matorral de porte achaparrado y semiesférico que puede alcanzar hasta los 25 metros de diámetro y que es fácilmente distinguible, además de por el porte, por sus ramas zigzagueantes y espinosas.
Esta especie silvestre es testigo vivo de la vegetación más árida del continente europeo (Murcia y Almería) y su característica más asombrosa son sus poderosas raíces, que toman agua de lugares inalcanzables para otras plantas, lo que le permite desarrollar hojas en verano, cuando el sol irradia con más fuerza, obteniendo así más energía.
Según el Centro Regional de Estadística en los últimos años se comercializan entorno a los 9.000 kilogramos de jínjoles en el mercado de frutas de la Región de Murcia, constituyendo un producto cuyo consumo se desconoce en otras regiones españolas.
Los jinjoleros también son apreciados como árboles ornamentales en nuestros jardines, floreciendo hacia finales de primavera principios de verano. Sus flores son de color amarillo verdoso y de 3-4 mm de diámetro, resultando algo aromáticas.
Autor: Julio Pedauyé Ruiz