Cartel de Los Tarantos de Carmen Amaya
Cartel de Los Tarantos de Carmen Amaya

   Polémico cante por cuanto nadie se pone de acuerdo en si es el origen de la taranta y, por lo tanto, de los cantes mineros, o si es hijo de la taranta.

   Nadie discute su génesis en Almería. Taranto, etimológicamente, coincide con la ciudad italiana del mismo nombre. Esto parece una mera coincidencia. Se dice que una familia gitana almeriense, o de mineros, emigró a la provincia de Murcia, trayendo consigo un tipo de cante. La tarantela  es un baile típico de Italia que podría estar en el origen etimológico del Taranto. La tarantela, que debe su nombre a la tarántula, e imita en su forma de bailar el desplazamiento de la araña (otras fuentes dicen que la tarantela era la música que se tocaba para curar a las personas que habían sido envenenadas por la tarántula en los campos), era una danza hipnótica, un baile para entrar en trance, prohibido y combatido por los clérigos del sur de Italia. El origen de este cante es, sin duda, un fandango folclórico característico de Almería. Cuando el agricultor almeriense deja sus tierras por culpa de las continuas sequías para dedicarse a la minería lleva consigo ese fandango alegre que la vida minera va transformando en algo más triste Cuando se produjo la crisis minera en las cuencas de la Sierra de Gádor y, algo más tarde, en El Jaroso (Cuevas de Almanzora), miles de mineros almerienses, aunque también granadinos y malagueños, emigraron a las cuencas de Linares-La Carolina y Cartagena –La Unión, llevando consigo ese incipiente canto, ya aflamencado. Es obvio que si hay taranta consolidada en la zona de Linares y en la provincia de Murcia se debe al flujo de mineros de unas cuencas a otras y, sobre todo, al trasiego de los tartaneros, carreteros y arrieros, aficionados ellos como  lo demuestra el gran número de conocidos cantaores tartaneros como Pedro el Morato y su protagonismo en las letras de los cantes mineros. Muy posiblemente fuera Pedro el Morato la figura más destacable en la transmisión del fandango alpujarreño a tierras murcianas y su flamenquización.

   Un hecho objetivo que permite pensar que el Taranto es anterior a la taranta es su compás, lo que lo diferencia del resto de cantes mineros. La taranta es un cante libre no sujeto a compás, lo que dice de su elaboración; de hecho, su ejecución es dificultosa y tendente al lucimiento del cantaor. Sin embargo el Taranto se ajusta a compás binario, como los cantes más sencillos y primitivos, según Juan Vergillos (artículo en http://www.flamenco-world.com/magazine/about/canteminas/ecantemina.htm ). Su ejecución, además, es sobria y corta. Relacionado con esto, existe una teoría que afirma que sus creadores fueron El Rojo El Alpargatero y el almeriense Chilares cuando ambos cantaban como profesionales, bien en los cafés-cantantes del primero, bien en cualquier otro lugar. Lo crearon porque necesitarían adaptar un palo minero al baile. Un dato contrastado que podría avalar esta teoría sería que en sus actuaciones se hacían acompañar de un bailaor o bailora. Está documentado  (entrevista de Eliodoro Puche a José María Peñafiel) que la hija de Chilares y el bailaor cartagenero José María Peñafiel bailaron para ellos. En esta teoría nos encontramos con varios problemas, el primero es que cuando hay alguna duda sobre el origen de un palo minero siempre se lo atribuyen a El Rojo. Sin duda fue él, por capacidad intelectual, dotes vocales, experiencia y tesón, quien dotó de estética flamenca a la mayoría de los cantes mineros, los cuales procedían del fandango y el folclore autóctono. Pero él apareció por Cartagena y La Unión más bien tarde, en 1885.

   Tradicionalmente el primer patrón se lo han atribuido a Manuel Torre. Tituló “Rondeña” a una grabación reconocida por todos como un taranto en 1929. Es posible que el genial cantaor imprimiera su personalidad atarantando la Rondeña. Sabemos que, antiguamente, el acompañamiento de los cantes mineros era con el toque por malagueñas, aunque esto último no justifica la denominación de Rondeña, a pesar de ser un palo derivado de la malagueña pero con compás ternario. Solo Antonio Chacón grabó palos de estructura parecida a los actuales tarantos, titulados como Mineras, en 1913. .En ambos cantaores, el compás que acompaña siempre al taranto es binario. Esto nos vuelve a remitir a lo folclórico.

   El siguiente patrón lo encontramos en 1956, cuando Fosforito ganó el Festival de Arte Flamenco de Córdoba. Redefinió el Taranto volviéndolo más matizado y melismático, y con un compás más marcado. Según, J.M.Gamboa, será el cordobés quien lo “masculinice” por primera vez. Al contrarío que el Taranto de Manuel Torre o las mineras de Chacón, Fosforito marca mucho el compás.

   Antes, en los años 40, la bailaora Carmen Amaya popularizó el Taranto adaptado al baile, con compás 4x4, para su gira norteamericana. El genio que la acompañaba al toque era Sabicas. Se lo define como unos tientos atarantados, con el compás pausado de la zambra. Este es el patrón que se ha seguido para el baile posteriormente.

   El último patrón para el cante lo instauró Camarón de la Isla con su “Caminito de Totana”.

   Pero, el gran problema es que en las grabaciones más antiguas aparecía la taranta y no el taranto. La presencia de la taranta en grabaciones y repertorios es abrumadora, mientras que la presencia del taranto es mínima y posterior. Por todo, ello la taranta, por el momento, parecía el palo matriz. Se debe a que no existía el nombre TARANTO para definir a este palo minero de compás binario. Se lo conocía con la denominación de taranta de Almería (aquí, Ortega Castejón opina lo siguiente: “también se denomina taranto a la denominada por otros taranta de Almería, un cante caracterizado por sus finales “recortaos” y que, por otra parte, Chacón grabó con el título de minera (“Soy del Reino de Almería” o “El corazón se me parte”), almeriense, cante de madrugá u otros, eclipsado siempre por su hermana, más difundida. Pero eso no importa, lo destacable es que el taranto debe ser el eslabón entre el fandango folclórico almeriense y la taranta, pues ésta no nace de forma espontánea del fandango siendo tan elaborada. Cuando se estilizó por parte de los profesionales (Chilares, El Rojo, etc) perdió el compás binario que era su ya única cadena con lo folclórico y nació la TARANTA.

©Pedro Fernández Riquelme