'Badlands' es un término anglosajón que se traduce como 'tierras malas', aunque también se habla de paisaje lunar, en referencia a aquellos terrenos donde la reducida vegetación y el importante lavado han contribuido a la formación de profundas cárcavas. Afecta a las pendientes de rocas blandas (arcillas, margas, yesos) en un clima subdesértico, dando como resultado un paisaje muy peculiar.
Los badlands adquieren gran desarrollo en determinadas áreas de la vertiente mediterránea española y, especialmente, en el sureste peninsular, como en Almería (área de Tabernas y Cuenca de Vera) y en la Región de Murcia en las cuencas neógeno-cuaternarias de Mula, Abanilla-Fortuna, Cieza, ramblas de Librilla, Algeciras, El Garruchal, etc., y en sectores drenados por algunas ramblas tributarias de los ríos Guadalentín y Segura, donde el carácter deleznable de su litología, la rápida concentración de la escorrentía superficial cuando sobrevienen las lluvias torrenciales y la adopción de usos del suelo inapropiados favorecen este tipo de erosión.