Apenas se había cumplido un año de la inauguración de La Condomina, cuando este campo se convirtió en el escenario de un acontecimiento deportivo de primera magnitud. La directiva del Real Murcia acordó con la del Real Madrid la disputa de dos partidos amistosos que se celebrarían los días 26 y 27 de diciembre de 1925.
Con motivo de la visita del equipo madrileño, la directiva murcianista decidió brindar un homenaje a Luis Pardo, artífice de la construcción de La Condomina y quien había detentado la presidencia del club murcianista hasta el mes de septiembre anterior, fecha en la que tuvo que dejar el cargo por problemas de salud.
Actos del homenaje
El homenaje se produjo el viernes, 25 de diciembre. La velada consistió en una serie de eventos, algunos de ellos muy curiosos: carrera de galápagos, un combate de boxeo amañado, competiciones de lanzamiento de jabalina y de salto de altura, y un partido de fútbol entre el Imperial y el Europa. Una vez que finalizaron los actos, Manuel García Calvo, Presidente del Real Murcia, entregó a Luis Pardo la insignia de oro y brillantes del club costeada por suscripción popular.
El lleno para los dos partidos ante el Real Madrid estaba asegurado. Los carteles anunciadores resaltaban la presencia del delantero Monjardín, que había sido internacional con la Selección Española. La realidad es que en la expedición que se desplazó a Murcia no viajaba un internacional, sino tres, ya que el defensa Quesada y el delantero Del Campo también habían disputado partidos con España. A estos nombres había que añadir los de Escobal (quien fue convocado por el seleccionador español para disputar los Juegos Olímpicos de París, aunque no llegó a debutar) y Félix Pérez, avisado con urgencia para disputar el segundo partido, quien sería internacional un año y medio más tarde.
Gran expectación
La visita del equipo madrileño también atrajo a numerosos aficionados de otras localidades de la región, e incluso de provincias limítrofes, lo que demuestra la popularidad creciente del fútbol en una época en la que existían pocas facilidades para realizar largos desplazamientos.