Begastri

  En estrecho vínculo con el asentamiento de Begastri hay que contextualizar lo que hoy podríamos llamar con los sugerentes nombres de El acueducto del Paraíso, el acueducto de Begastri o Alcantarilla de las Suertes. Fue una magnífica obra de ingeniería romana, de la cual se han rescatado restos arquitectónicos muy significativos. Para su construcción fue necesario trazar una conducción, que cubre una distancia considerable de 9.875 m. Todavía es posible realizar un seguimiento del trazado original, pese a que ya en época tardoantigua quedó inutilizada y ha sido reconstruida en varias ocasiones (la última en el año 1960) con una fisonomía que nada tiene que ver con la obra romana.

  El primer tramo captaba el caudal de un manantial natural (caput aquae) a unos 604.50 m.s.n.m. (situado en los Tajadores de Arriba, término de El Paraíso de la Sierra de Quípar) y seguía un itinerario con suave y calculada pendiente por el mismo trazado, donde hoy funciona la acequia de La Pollera, de hecho, en algunos tramos aún  se aprecian en su fábrica restos arquitectónicos de la conducción romana. El  arroyo del Paraíso representaba el mayor accidente geográfico a salvar por la conducción, ya que una crecida eventual en el caudal de esa rambla podía destruir cualquier obra de ingeniería situada en su cauce. Dicho cauce fue salvado de manera ingeniosa mediante un majestuoso arco de medio punto de más de 15 metros de altura y 9.10 m de luz. En su construcción se utilizaron sillares de arenisca formando una triple dovela. El tercer tramo, de 170 metros de longitud, alcanza las lomas que rodean el Cabezo de Roenas por el SE, encima de la Casa de la Muela. La cota que mantiene en su tramo final (528 m.s.n.m.) permite calcular que alcanzaría la parte más elevada de la ciudad  de Begastri, introduciendo el agua en alguna cisterna (castellum aquae), de la que también existen algunos indicios.