El cantaor granadino-madrileño Antorrín Heredia, plato fuerte de la noche, cantó sobrado de facultades

Antorrín Heredia

La sexta velada de Escuelas Flamencas viene creciendo año tras año en calidad y sorpresas. Los jóvenes artistas nos sorprenden con su entrega y sinceridad.

Comenzó la noche con el Ballet Lo Ferro. Cuatro chicas y un chico voluntariosos, pero que deben  mejorar en técnica y expresividad. Es un grupo recién formado y hay que darles tiempo. Bailaron por tientos-tangos con música grabada y por bulerías acompañados por el cajón de Moisés y por el guitarrista almeriense David Delgado, El Niño de la Fragua.

Tras ellos, cantó un joven de diecisiete años procedente de Málaga, Juan Francisco Ríos Cabrillana. Cantó por malagueñas, caracoles y fandangos, siempre en un tono muy alto, lo que hizo que se le quebrara ligeramente la voz en el primer tercio del fandango. Posee buenas cualidades, pero debe dosificar la voz y ajustarla a cada momento del cante. También fue acompañado por El Niño de la Fragua, que cada día mejora en técnica y rapidez.

Inauguró la copla la niña de siete años Sheila Paz. Sorprendió su desenvoltura, sus dotes vocales y capacidad dramática. Habrá que esperar su inmediata evolución para saber de su futuro. Otra niña, esta vez una murciana de diez años, llamada Cinthia Cano Candel, nos volvió a alegrar la noche bailando tientos-tangos y bulerías con una fuerza, técnica y seguridad que la hicieron dueña absoluta del escenario. Va a representar a Murcia en la final nacional del concurso Veo Veo.

La copla continuó de la mano de la lorquina Rosa María Luján, artista invitada de gran experiencia.

Tras ella, otra sorpresa, Argentina María López Tristacho, al cante, acompañada al toque por otra mujer, algo no muy habitual en el flamenco, llamada Mercedes Robles. Argentina posee una hermosa voz y un fraseo flamenco muy interesante. Cantó magníficamente tientos-tangos, alegrías y fandangos. Creo que puede cantar con soltura cualquier palo. Esperemos verla por Murcia en más ocasiones.

Tres jóvenes bailaores procedentes de la provincia de Alicante, llamados Puro Nervio, de nuevo nos admiraron, pues tienen diez, once y doce años y se hacen dueños del tablao. Como curiosidad, mencionaremos que uno de ellos es inglés, pero residente en El Pilar de la Horadada. Destacaron por sevillanas y rumbas.

Para acabar la velada, el plato fuerte. Actuó el esperado cantaor granadino-madrileño Antorrín Heredia. Comenzó con un martinete que estremeció al público de Lo Ferro. Cantó de pie, sobrado de facultades. Acompañado al toque por El Torero, cantó una soleá con desgarro, peleando con el cante, volviendo a los orígenes. La Organización sólo permitió tres cantes, por lo que Antorrín acabó por bulerías. Aquí también quiso seguir luchando con el cante, marcando el compás con las palmas y los pies, pero le faltó marcarlo con la voz. Enseñó brevemente un registro melódico que en una próxima ocasión queremos ver más, en granaínas o malagueñas.

Esperemos que los problemas de sonido desaparezcan en las próximas veladas.

Pedro Fernández Riquelme.

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