El temblor fue sentido por numerosas personas pero sólo provocó daños materiales.

Seismo

El terremoto registrado el sábado 29 de enero en la península, con epicentro en Murcia y que se ha sentido en otras siete provincias, es por su intensidad (4,6 en la escala Richter) uno de los más fuertes de los últimos años en España.

El temblor  tuvo su epicentro en el suroeste de la localidad murciana de Bullas, y fue sentido con una intensidad 6 (la Escala Europea Macrosísmica hace una clasificación de 1 a 12) en las poblaciones murcianas de La Paca y Zarcilla de Ramos.

Con una intensidad 4 según la misma escala se sintió en las localidades de Bullas, Lorca, Cehegin y Caravaca de la Cruz, y además ha sido ampliamente sentido en las provincias de Almería, Granada, Jaén, Albacete, Ciudad Real, Alicante y Valencia.

Los expertos diferencian la magnitud de un terremoto, que indica el tamaño del seísmo y que no cambia con la distancia al epicentro, de la intensidad, que señala la forma en que ha sido sentido un terremoto y el grado de daño que ha causado en un determinado lugar y que va disminuyendo con la distancia del epicentro.

Normalmente, y según la clasificación predeterminada en la Escala Europea Macrosísmica, los temblores con una intensidad 6 son sentidos por los ciudadanos dentro de los edificios y por muchos en el exterior; algunas personas pierden el equilibrio; pueden caer pequeños objetos de estabilidad ordinaria y los muebles se pueden desplazar, se pueden romper platos y vasos, y los daños generalmente son muy pequeños.

Los clasificados con intensidad 4 sólo son sentidos por algunas personas en el interior de edificios y raramente en el exterior, el nivel de vibración no llega a asustar, y aunque puede notarse en algunos casos un golpeteo de vajillas o cristalerías, no suelen registrarse ningún tipo de daños.

Cada año se producen en España unos 2.500 seísmos, aunque sólo alrededor de una veintena son sentidos por la población.